Al atardecer en Samhain

Al atardecer en Samhain | VVAA | Roomie Ediciones | Fantasía, terror, policíaca, romántica, ciencia ficción | Antología | 448 páginas | 16,65€/3,99€ | 9788412076455 | Comprar en físico y en digital

En Ciudad Gris, todo está oscuro. No hay colores, sonidos ni olores; de aquello solo queda el hambre, que acecha a los habitantes como si de un asesino fantasma se tratase.

Liliana, ajena al peligro, deambula por el cementerio en busca del culpable. Pero en su lugar encuentra a dos jóvenes que se escriben cartas y se regalan flores.

Lo que el grupo ignora es que, al son de las campanas, el cielo se tiñe con el humo de la guerra y la revolución comienza. ¿Querrán pararla… o reavivarla?

En esta antología encontrarás ocho historias únicas y, ante todo, escalofriantes. Descubre los secretos que entraña la noche de Samhain y cuídate de la oscuridad. ¡Escóndete! 

Al atardecer en Samhain es una antología que recopila ocho diferentes relatos con la premisa de que tienen lugar la noche de Samhain. Tenía un montón de ganas de leer esta antología y la verdad es que ha cumplido con mis expectativas. He descubierto un montón de autoras nuevas a las que no voy a perder el ojo. Es cierto que ha habido relatos que me han gustado mucho más que otros, pero no ha habido ninguno que no me haya disgustado. Se nota mucho la calidad de las autoras en cada relato. 

Con el son de las campanas de Alejandro D. Martínez y Estefanía Carmona es el relato que abre la antología. Miranda y Andrés son dos jóvenes que están haciendo el camino de Santiago y deciden parar en un pueblo para descansar un par de días. Es un relato muy ameno y he disfrutado mucho leyendo este relato a cuatro manos. Los dos protagonistas son de lo más peculiares y te quedarás con ganas de conocerlos más. Los huesos de los pájaros de Amnesia Lofish es mi relato favorito de toda la antología. Amnesia nos mete de lleno en Ciudad Gris junto a un aquelarre de brujas de lo más peculiar y que hace poco ha perdido a una, por lo que, el resto se sienten perdidas sin ella. Una de las cosas más bonitas de este relato es observar que la autora ha puesto nombres de pájaros a sus personajes que coinciden realmente con su personalidad. 

Hambre de Carolina Casado es un relato de terror psicológico. La protagonista acude a una fiesta de disfraces junto a su mejor amiga y a mitad de noche empieza a sentir un hambre descomunal, así que empieza a comer y no para, pero el problema no se queda allí y es que por mucho que coma los siguientes días, nada la saciará. Me parece que la premisa está muy bien, pero me ha parecido bastante predecible. A las sombras de Zerura de Esther López es el único relato de ciencia ficción de la antología. Nora acude como voluntaria a darle la bienvenida a los refugiados de otros planetas que acaban en Zerura, pero todo se complica cuando una joven la toma como rehén para poder huir. Tiene un trasfondo de política bastante importante y he sentido que le faltaba un poco más de desarrollo, pero en una antología de relatos tampoco se puede explayar mucho. Aun así, me ha gustado y una de las cosas que más me ha sorprendido es la utilización del pronombre neutro. 

«—Niña —me llamó con la voz en un susurro poco característico de ella y los ojos en blanco. Urraca en un trance—. Los husos de los pájaros están huecos por dentro, como los corazones de algunas personas. Es nuestra misión llenarlos.» —Los huesos de los pájaros de Amnesia Lofish.

Nomeolvides de Julia A. Gaspar también ha sido uno de mis relatos favoritos. Callie es una joven que ha perdido a su amado, pero hace un año, en la noche de Halloween consigue verlo a través de un espejo y lo único que puede hacer para olvidarlo y pasar página es volver a verlo. La ambientación de época victoriana me ha gustado mucho, pero lo que me ha sorprendido es ese final que tiene el relato, la autora mete un giro en la trama que me dejó sin palabras. Aquí yacen sus corazones de María Acebes y Sandra Sanz nos muestran un relato de lo más romántico contándonos la historia de amor de Fio y Sam, dos mujeres que solamente se ven la noche de Ognissanti y que se dejan cartas en el cementerio mientras esperan a volverse a ver. Es otro de mis relatos favoritos y es que te deja el corazón muy calentito. La dinámica de que esté contado a través de un diario y cartas me ha parecido muy original.

El asesino fantasma de Montse Martín es el único relato con un toque policial. Grace Hall y Bastian, compañeros de trabajo y amigos, han sido invitados a una fiesta de disfraces donde ha tenido lugar un asesinato e intentarán resolverlo mientras esperan la llegada de la policía. Me ha recordado un poco al estilo de narración de las novelas de Agatha Christie, cosa que me ha gustado mucho porque es bastante ágil y el final del relato me ha dejado muy sorprendida. Normalmente las historias con toques policiacos no me gustan, pero este relato sí. Las brujas buenas no existen de Sheila Carnero es el relato que cierra esta antología. Liliana busca la aprobación del demonio y que le devuelva sus poderes de bruja, pero él le ignora como si no existiese. Está preparando su siguiente ritual y está cien por cien segura de que ese será el definitivo para poder recuperar sus poderes. Lo que más me ha gustado es que se note el empoderamiento femenino tan fuerte que crea la protagonista. El final me ha gustado mucho, pero siento que necesitaba un poco más de narración.

Al atardecer en Samhain ha sido una de mis mejores antologías del año. Me ha sorprendido mucho y, lo más importante, me ha dejado con ganas de conocer más la prosa de todas las autoras, así que no las perderé el ojo porque prometen mucho. Se ha colado directamente entre mis libros favoritos de este año. Si sois igual de fans que yo de Halloween, os recomiendo mucho esta antología donde encontraréis un variado número de relatos que tienen lugar esa noche tan especial del año.

«Me he dejado llevar por mis emociones, lo reconozco, pero no me avergüenzo. Dejar que Sam recorra mi cuerpo con sus manos me hace sentir bien, viva; me hace libre, me hace ser yo.» —Aquí yacen sus corazones de María Acebes y Sandra Sanz.