La luna en la puerta

La luna en la puerta | Andrea Tomé | CrossBooks | Contemporánea | Autonclusiva | 332 páginas | 14,95€/7,59€ | 9788408202196 | Comprar en físico | Comprar en digital

Judith Salazar tiene diecisiete años y prestigio en las calles como la mejor rapera de Santa Ana, el barrio obrero, duro y asfixiante en el que siempre ha vivido con sus padres y su hermano Saulo. Pero un día Judith se queda sin palabras y sin rimas: el día en que su hermano decide suicidarse.

Ahora solo le queda el hombro de Chaim y una enorme necesidad de entender los motivos que llevaron a su hermano a quitarse la vida. Los graffitti, tatuajes y unas cartas del desaparecido serán las pistas; la amistad y amor con Chaim, su refugio, y la poesía, su razón por vivir. Pero ¿puede el arte salvar a una persona?

No sabéis lo agradecida que estoy a la vida de que existan las lecturas conjuntas y de poder disfrutar de un libro con otras personas. En este caso, le ha tocado a Lidia leer este libro conmigo, ya disfruté mucho leyendo con ella Clementine y no íbamos a perder la ocasión de leer otro libro juntas. La tengo que dar las gracias porque llevaba mucho en mi estantería y ponerme con él ha sido maravilloso. La primera vez que leí a Andrea Tomé fue el verano que publicó Desayuno en Júpiter, la seguía por redes sociales y lo que comentaba de esa publicación me llamaba mucho la atención. Me maravilló su forma de narrar y de escribir a los personajes así que fue de cabeza a la lista de autoras que seguiría leyendo.

Judith tiene que hacerle frente al suicidio de su hermano, por lo que, dispuesta a arreglar su parte de responsabilidad, decide intentar averiguar por qué Saulo acabó con su vida. Acompañada de Chaim, un chico del barrio de Santa Ana donde ella reside, empezará a comprender y conocer a su hermano. A Judith la muerte de su hermano no le deja de pesar como si fuera su propia responsabilidad. En cierta forma, siente que no le escuchó de verdad y que nunca se tomó en serio cuando le decía que iba a cambiar y salir de aquel barrio que le consumía. Que también la está consumiendo a ella, desde la muerte de Saulo lo que era su pasión, componer y rapear, se ha vuelto una tortura.

Nos enfrentamos a una narración en tercera persona desde los diferentes personajes que se nos presentan. Algo que me ha sorprendido mucho es que, aunque los capítulos sean cortos, todos desprenden en sus líneas la esencia del personaje y lo diferentes que son todos. La gran ventaja de esto es que según empiezas la historia, ya estás dentro de ella de lleno. Yo porque tenía un máximo de capítulos al día que leer al estarlo leyendo junto a otra persona, pero si no en menos de dos días me la hubiera acabado. La pluma que utiliza Andrea es como un abrazo en pleno invierno, te reconforta y calienta. Todo ello sabiendo que es una historia algo dura.

«Intento escribir. Antes era fácil. Antes era como respirar. Antes sangraba sobre el papel y todas las palabras eran verdaderas, cada una más poderosa y afilada que la anterior.» 

Poquito a poquito nos iremos adentro en el barrio de Santa Ana, donde nos encontraremos con un montón de desigualdad al ser un barrio bajo. Aquí es donde le he encontrado la pega, está ambientado en Barcelona, pero hay algunas escenas de su narración que corresponden a una ambientación más bien tirando a americana, que no me suele gustar. Es la única pega que le encuentro y quizás sea más cosa mía que cualquier cosa. Aun así, el desarrollo de que la supervivencia es fundamental me parece muy bien llevado ya sea a través de: rap, música, boxeo, pintura, graffiti, películas, tatuajes... Es tener algo siempre presente que te alivie de lo que te rodea. Algo que también está muy bien llevado son las enfermedades mentales y la forma en la que se nos presenta en esta historia sin prejuicios ni estereotipos. 

Ay, los personajes... la forma que tiene Andrea de construirlos es una delicia. Recuerdo lo mucho que me gustaron los de Desayuno en Júpiter y lo enamorada que estuve de las dos protagonistas durante toda la historia. No esperaba menos en esta historia. Ninguno de los personajes mencionados pasan desapercibidos. Soy una persona a la que le cuesta mucho diferenciar personajes, esta vez no ha sido así. Judith, simplemente, es maravillosa y sufre una evolución increíble durante las cuatro partes en las que se divide el libro que sientes que estás a su lado, apoyándola en todas sus decisiones y comprendiendo los sentimientos por los que está pasando. Y luego está Chaim, el buenazo de Chaim. El gran referente en películas, el que no deja de hablar y cada palabra que suelta es mejor que la anterior, el que tiene un corazón de oro. Él será un gran apoyo para Judith y la relación de amistad que va surgiendo entre ellos es maravillosa.

La historia tiene cosas maravillosas, pero, lo verdaderamente importante es el mensaje que desprende. Es una historia que está escrita para ser ligera, que te la leas en una tarde y no te asuste que tenga trescientas y pico palabras. El estilo de la autora te ayudará a adentrarte junto a Judith, Chaim y sus amigos dentro del barrio de Santa Ana. Te abrirá los ojos a lo que significa vivir en un barrio bajo y, además, te presentará unos personajes de lo más variados. Quizás sea una historia algo dura, pero también creo que es una historia necesaria. 

«La tierra no deja de girar y el suelo bajo nuestros pies no se divide en dos. No hay fracturas en las paredes ni yo caigo como fulminada por un rayo. Tú no estás, simplemente, y tu ropa ha desaparecido, y he arrancado una página de tu bloc de dibujo y estoy empezando a aprender que el cambio no tiene por qué ser algo malo.

El olvido

no viene

con la ausencia.»