Rojo, blanco y sangre azul

Rojo, blanco y sangre azul | Casey McQuiston | RBA | Romance, contemporánea | Conclusivo | 496 páginas | 18€/7,59€ | 9788427218697 | Comprar en físico | Comprar en digital

Alex Clarademont-Díaz, el hijo milenial de la presidenta de los Estados Unidos, es un tesoro para el marketing de la Casa Blanca: atractivo, carismático e inteligente. Lo que nadie sabe es que no soporta al príncipe Henry, el hijo de la reina de Inglaterra. Así que, cuando la prensa sensacionalista se hace con una fotografía que refleja un altercado entre Alex y Henry, las relaciones entre Estados Unidos y el Reino Unido se enfrían. Ambos países trazan un plan para paliar los daños. lo que empieza como una falsa amistad, publicada en Instagram, se va transformando en algo más profundo de lo que Alex y Henry podrían haber imaginado.

¿PUEDE EL AMOR CAMBIAR EL MUNDO?

Alex es el hijo de la presidenta de los Estados Unidos. Le gusta la vida que lleva, estudia política y tiene el apoyo no solo de su madre, sino también de Nora y June. Juntos forman el trío de la Casa Blanca. Es bastante fiestero y, por norma general, no se lleva mal con nadie. En parte porque la campaña de publicidad de su madre se basa en la actitud de toda su familia. Siempre hay excepciones, Alex tiene un enemigo mortal desde hace años: el príncipe Herny de Inglaterra. Henry es todo lo contrario a Alex. Es muy tímido y muy prudente con todo lo que hace hasta el punto de no llegar a ser el mismo por las posibles represalias de la familia real. Alex es invitado a una ceremonia en Inglaterra, puesto que el hermano de Henry se casa. Ambos se ven metidos en un lío muy grande y tendrán que fingir que son mejores amigos. Poco a poco esa amistad se irá consolidando de forma real.

He visto un montón de veces este libro por redes sociales y una amiga me lo dejó hace mucho tiempo, así que me estaba haciendo ojitos desde el escritorio —también fue un poco la culpabilidad de no haberlo leído todavía y quería devolverlo ya a su dueña—. Llevaba un tiempo leyendo historias que no resultaban ser lo esperado por las expectativas que me habían creado otras personas con su opinión y este libro ha sido una de ellas. Es una historia entretenida, pero no pasa de ser eso. No lo he considerado el mejor libro del año y mucho menos de mi vida. Ni siquiera me planteo hacer una relectura en un futuro, ni cercano ni lejano. La historia me ha gustado, pero le he encontrado grandes pegas en la trama. No quita que esté muy bien escrita y tenga unos personajes muy bien desarrollados.

Mis principales pegas en la historian han sido los capítulos largo, la política y las situaciones repetitivas. Soy de las personas que apoyan los capítulos cortos porque noto que avanzo en la historia y se me hace más ligera, la historia de Alex y Henry tiene unos capítulos de extensión demasiados largos. De los cuales, la mayoría tiene como tema principal la política. He tenido en cuenta que los dos protagonistas están metido de lleno en esto porque no les queda más remedio, pero aun así. Normalmente, disfruto de la política, pero esos momentos en los que era TODO EL RATO POLÍTICA... Simplemente, no podía con ellos. Esto último puede estar relacionado perfectamente con el siguiente punto: repeticiones en la trama y en las situaciones. Todo el rato el mismo tira y afloja.

«Observa fijamente el rostro de Henry, porque en este momento no se imagina mirar ninguna otra cosa, y ve que su expresión se torna tan blanda, tan asombrada y feliz que, sin premiso, le sale un ronco: cariño.» 

Esperaba que este libro me gustase por tener mi cliché favorito, enemies to lovers; pero no estoy muy segura de ello, creo que pasan muy rápido de odiarse a quererse. Lo importante de este libro debería haber sido la relación entre Alex y Henry, pero no se nota en ningún momento. Sí, tienen muchas escenas juntos, pero o pasan de forma muy abrupta o según empiezan pasan a segundo plano y la política vuelve al primero. La relación de ambos podría haber dado mucho juego, no dejan de ser dos chicos, metidos de lleno en política, que se gustan. Podrían haber dado a pie a unas escenas muy guays de representación, visibilidad y concienciación. Tengo que hacer un pequeño apunte a que estos dos personajes no solo los únicos que forman parte del colectivo dentro de la historia y eso me ha gustado mucho.

Alex es muy carismático y tiene las cosas muy claras. No tiene ningún problema en mostrarse tal y cómo es, pero a veces se contiene más de lo habitual. Me gusta que vaya descubriendo su sexualidad poco a poco y que lo tenga muy claro. En ningún momento al descubrirlo duda de que es bisexual y eso me ha gustado un montón. He leído poquitos libros en los que la bisexualidad se queda en bisexualidad. Siempre con el apoyo de Nora, una de las personas más importantes para él dentro de la Casa Blanca y quien formará parte del equipo de su madre analizando estadísticas, pero sobre todo serán amigos. No podría faltar en la ecuación June, su hermana mayor y periodista, capaz de sacarle en más de una ocasión de sus apuros y las cagadas que tendrán.

Henry tiene los días planeados al milímetro, no parece que tenga mucho tiempo para él mismo y siempre estará condicionado por el pensamiento de cumplir unos cánones y un comportamiento impuesto por la familia real. A pesar de ello, disfruta mucho ayudando a su amigo Pez con las obras de beneficencia que tiene entre manos y su hermana Bea siempre estará presente para él. Cuando vio por primera vez a Alex tuvo un flechazo, pero por culpa de su familia decidió comportarse como un completo imbécil para mantenerlo alejado. Todo se va al traste en cuestión de segundos cuando vuelven a coincidir, pero Alex es lo que verdaderamente necesita Henry, una persona con la que comportarse cómo es y contarle cómo se siente. La relación que tienen ambos de complejidad es lo mejor del libro.

«Así que la historia, ¿eh? Seguro que tú y yo haríamos historia.»