Sin amor

Sin amor | Alice Oseman | Fandom Books | Contemporánea | Conclusivo | 456 páginas | 16€/8,07€ | 9788418027468 | Comprar en físico | Comprar en digital

Georgia piensa que no conoce el amor en el sentido más romántico de la palabra. Ha cumplido dieciocho años pero no ha tenido una relación amorosa ni ha sentido un flechazo en toda su vida. Por eso la gente la considera rara y ella ha empezado a creer que padece alguna anomalía. Ahora que empieza la universidad, tal vez ha llegado el momento de descubrir cuántas clases de amor existen. Después de todo, nadie vive realmente sin amor.

La semana pasada os estuve hablando de lo mucho que me había gustado Nací para esto, una de las novelas que tiene publicadas Alice Oseman al castellano por Fandom Books. Podéis ir a leer la reseña aquí. También os hablé de que había leído Sin amor y tenía ganas de hablaros de esta novela, así que allá vamos con la reseña. Os vengo a recomendar la reseña de Andrea Tomé (pincha aquí para leerlo) sobre este libro, ya que está enfocado desde la perspectiva arromántica de la autora y es, básicamente, lo que trata la autora. Me ha parecido muy interesante de leer, ya que yo no podría hacerlo desde esa perspectiva, pero es la primera novela que leo sobre asexualidad y me interesa mucho el tema porque lo veo muy necesario, así que si conocéis más historias con protagonistas asexuales (no tiene por qué ser el tema principal), me lo podéis dejar en comentarios.

Georgia se acaba de graduar en el instituto y aunque no sea muy partidaria de ir a fiestas, quiere celebrar que cierra una etapa para empezar otra a lo grande. Allí se encuentra con su amor platónico y coge valentía de donde cree que no la tiene para entablar una conversación con él, quien empieza un tonteo con ella, que no sabe del todo si se siente cómoda con su presencia. Le entra un temor muy grande cuando intenta besarle y acaba huyendo. Georgia siempre se ha visto rodeada por relaciones de amor románticas de película y sabe muy bien cómo es la sensación de estar enamorada por lo que ve en su familia, pero nunca lo ha experimentado ni se ha sentido atraída por ningún chico o chica. Se promete que su experiencia en la universidad tiene que ser increíble y tiene que romper la barrera de no haberse besado con nadie o de no haber tenido pareja.

Ir a la universidad a otra ciudad le da un poco de miedo, pero saber que estará en el mismo campus que sus dos amigos de siempre, Pip y Jason, le consuela. Georgia solicita una habitación individual, pero nada más llegar se topa con una habitación compartida, una desconocida y un helecho con nombre. Rooney será su compañera de habitación, les unirá la pasión por el teatro y empezarán una bonita relación de amistad. Su grupo de siempre de tres se verá ampliado por Rooney al crear el club de teatro de los amantes de Shakespeare, liderado por su compañera de habitación y por Pip tendremos escenas en las que ambas chocarán demasiado, creando momentos de tensión y de risa. Además, Georgia se apuntará al club del orgullo LGBT+ de la universidad, donde conocerá Sunil, quien se convertirá en un buen amigo.

«—Creo que es bastante increíble que, a estas alturas, todavía no hayas sentido la imperiosa compulsión de hacer una de esas cosas. No te has permitido hacer nada que no quisieras hacer. No has besado a nadie solo porque tienes miedo de perderte. De hecho, creo que es una de las cosas más maduras que he oído nunca.» 

Georgia, Pip y Rooney por Alice Oseman

La historia está contada desde la perspectiva de Georgia y con ella me he encontrado a uno de los personajes femeninos que más me gustan en literatura contemporánea. Es una protagonista asexual arromántica que seguirá un largo camino para darse cuenta de ello. Un camino que está lleno de errores, entre los que se encuentra problemas con sus amigos, pero con un final y una solución. Georgia ve relaciones románticas en todos lados y siente que necesita una para poder avanzar. Es una idea que creo que está muy presente en la sociedad, que sin una pareja a tu lado no puedes avanzar tu sola, como una imposición y no tiene por qué ser a través de comentarios, sino que es algo que notas tú al ver a tu alrededor. Yo me he sentido así, de hecho. Por eso mismo, creo que este libro no va solo de la asexualidad de la protagonista, sino también de aceptar que tener pareja está bien, pero no tenerla también.

Los personajes secundarios son una maravilla. Es imposible no cogerle cariño a todos. Empezando por Rooney, su compañera de cuarto, que demuestra ser más que una chica que sale todas las noches de fiesta y liga con todos los tíos del campus. Y no lo digo por que eso este mal, no me malinterpretéis, cada una es libre de hacer lo que quiera. Rooney se presenta como un personaje indiferente, pero que demuestra tener una gran personalidad y una gran motivación para llevar a cabo el club de teatro, ya que es muy importante para ella. Junto a ella, otro de los personajes que más me han gustado es Sunil, un chico que tiene demasiadas obligaciones encima y que lo que más necesita es quedar una tarde con sus amigos para cenar pizza y esto lo encuentra en Georgia, Pip, Jason y Rooney. Además de darle el punto de empiece a Georgia para plantearse su sexualidad. Pip y Jason son los amigos de toda la vida de Georgia, cuando llegan a la universidad no se ven todos los días como ella imaginaba, pero siguen estando para ella y lo demostrarán en cada uno de sus gestos, aunque todos cometemos errores.

La única pega que le pongo al libro es el título. Entiendo lo que quiere decir con ello, pero no es un libro en el que no haya amor, no. Todo lo contrario. Georgia demuestra en todas sus páginas el amor que le tiene a sus amigos y resumir esa palabra solamente en el amor romántico no me gusta. Todos sabemos que hay más de un tipo de amor y que todos son igual de válidos. El camino que sigue la protagonista para darse cuenta de ello es bastante largo y cuesta arriba, pero se dará cuenta de que es igual de válido que todos los amores y empezará a demostrarlo hacia sus amigos. Ha sido una historia que me ha gustado mucho y tanto que no descarto hacer pronto una relectura para poder volver a disfrutar de sus personajes.

«No era solo que me disgustaran los besos. Ni tampoco el miedo o el nerviosismo o saber que aún no había encontrado a la persona adecuada. Esto era parte de mí. No experimentaba la sensación de atracción, de romance o de deseo que otras personas sentían.

Y nunca iba a tenerla.

Realmente no había necesitado que nadie me besara para descubrirlo.»