Bienvenidos al Hotel Caronte

Bienvenidos al Hotel Caronte | VVAA | Literup | Terror | Antología | 266 páginas | 15,50€/3,99€ | 9788412187007 | Comprar en físico y digital

Muchas gracias por haber reservado una habitación en nuestro hotel. Como sabrá, no estamos pasando por nuestro mejor momento. ¡En todas partes aparece una mala puntuación! Al final es cierto que no es fácil olvidar nuestro pasado. Pero deje que desmintamos lo que las malas lenguas dicen. Este lugar da alojamiento a todo aquel que lo necesite, como usted. ¿Verdad que no es un asesino? Por supuesto que no. Esperamos que disfrute de su estancia.

Bienvenidos al Hotel Caronte es una antología de terror que nos lleva al lugar más infame del mundo. En él se alojan sectas, asesinos en serie y las peores personas que han pisado la Tierra. Tras de sí han dejado numerosos cadáveres e incluso fantasmas. Los diez relatos seleccionados nos traen las historias de algunos de sus huéspedes y, al final, podréis conocer el verdadero origen del hotel.

Gracias a la editorial por el ejemplar

Bienvenidos al Hotel Caronte es una antología de relatos de terror ambientados en las habitaciones de un hotel, que se encuentra apartado de la mano de Dios y en el que se alojan todo tipo de personas, monstruos y fantasmas. En la recepción te estará esperando Harold para darte las llaves de una habitación de la que puede que salgas o puede que no. Personalmente, ninguno de los relatos me han dado miedo como tal, pero si es verdad que hay un par que tienen un toque algo escalofriante, aunque no esperaba menos viendo las autoras que participan en esta antología. Además de que tengan lugar en el mismo hotel, otra de las premisas que une estos relatos es que hay personajes que aparecen en otros relatos, como si hubieran coincidido en su estancia en el hotel y me ha parecido un acierto. La antología está acompañada de ilustraciones de Libertad Delgado y Gemma Martínez.

Musas de Miguel Pérez da comienzo a una aventura por el hotel. En este relato, un escritor se retira para encontrarse con la inspiración para volver a escribir algo de calidad y acaba haciendo un pacto con el hotel para llevarlo a cabo. Me ha gustado, pero también me ha parecido algo predecible y me ha dejado indiferente. Aunque me lo tomo como que es el primero y para introducirte en ambiente está bien. Mala ralea de Shahira Galue es uno de los pocos relatos que me ha dado mala espina, pero en el buen sentido de la palabra, ya que era el propósito de la antología. Una joven pareja de enamorados llega de luna de mil al hotel, pero la esposa se empieza a comportar de una forma algo extraña. No me esperaba para nada la resolución de este relato y le he visto un acierto. Entra dentro de mi top de relatos favoritos.

A Alfred Almasy ya le había leído en otra ocasión y destaca por crear relatos con toques de humor. Por supuesto, es el caso de Marísa Tejero: Infierno hotelero. Aunque con este título, no me esperaba otra cosa. Una adorable ancianita decide ir a visitar a su nieto al extranjero, aprende las palabras básicas en inglés, pero no se defiende del todo bien por mucho que lo intente. A la mujer le pasan un montón de cosas extrañas en el hotel, pero como si la cosa no fuera con ella. También entra dentro de mi top de relatos favoritos. En este mismo estilo, con una anciana como protagonista, pero ya muerta y formando parte de los fantasmas del hotel tenemos el relato de Celia Añó Espí, Dos son multitud. Esta malhumorada fantasma intentará por todos los medios que no ocupen su habitación, pero la cosa no le sale muy bien... 

«—Pero bueno, ¿y usted de dónde sale?

—Eso da igual, Marisa. Lo importante no es de dónde salimos, sino dónde acabaremos cuando termine esta noche.» —Marísa Tejero: Infierno Hotelero de Alfred Almasy.

He hablado varias veces de Marina Tena Tena por ser una de las autoras que me hace salir de mi zona de confort con el terror y, es que, me acaba gustando siempre. Por desgracia, en La máquina de hielo no ha ocurrido esto. No digo que el relato sea malo porque ninguno lo es y se nota mucho la calidad literaria en todos ellos, pero la trama me ha parecido bastante insulsa y con poca emoción. En relatos que tampoco me han gustado y esperaba que sí porque otras cosas de la autora me han gustado tenemos... Una mujer paciente de Raquel Arbeteta. Este relato estará protagonizado por una mujer que formará parte de una de las sectas que han habitado dentro del Hotel Caronte y su función es deshacerse de los niños que no cumplen unas expectativas porque no son los elegidos. No he llegado a comprender del todo el significado del relato.

El escultor de Elena Morilla ha sido con diferencia mi relato favorito. Un joven escultor y su ayudante acaban en este peculiar hotel porque una persona ha intentado matarles, así que tienen que esconderse durante un periodo de tiempo. Nuestra protagonista está enamorada de su jefe, aunque él le haya demostrado más de una vez que no es mutuo y que vive únicamente para sus esculturas, que no son normales, sino que tiene la capacidad de darles vida. Todo este relato es una joya de principio a fin, te mete de lleno en la historia. Por otro lado, tenemos Un negocio redondo de Penélope Fernández sobre como tres amigos tienen que ir al hotel para que puedan llevar a cabo el intercambio de esa cosa que hay dentro de uno de ellos, pero se pone bastante feo para el protagonista. Entiendo el planteamiento, pero no me gusta cómo se ha llevado a cabo y como se resuelve.

La astilla del tiempo de Cristina Ogando es uno de los últimos relatos de la antología. Al igual que en el relato de Raquel, aquí también sale una secta, pero llevado de otra forma. Es un relato bastante gore, con mucha sangre y que se desarrolla sin contratiempos, pero no es mi estilo. En cambio, María Hernández creo que ha hecho un trabajo bastante increíble con su prólogo y el relato de Los monstruos existen ya que están relacionados entre sí. En el prólogo se nos presenta el Hotel Caronte y en el segundo la historia de este. Ha sido todo un acierto, la verdad. Creo que le da bastante personalidad a la antología y lo hace más especial.

«—No, no estamos solos. Te observan siempre y no paran de parlotear y de quejarse y de llorar. Sálvame, ayúdame. —Emuló los gimoteos—. Son como la mala hierba, mala sangre. Una detrás de otra, no consiguieron acabar lo que empezaron y todo me ha tocado a mí.» —Mala ralea de Shahira Galue.