El día que dejó de nevar en Alaska

El día que dejó de nevar en Alaska | Alice Kellen | Titania | New adult, romance | Autoconclusivo | 352 páginas | 15,20€/5,22€ | 9788416327394 | Comprar en físico | Comprar en digital

Un chico con el corazón de hielo.

Una chica que huye de sí misma.

Dos destinos que se cruzan.

Heather cree que solo hay tres cosas que sabe hacer: atraer problemas, salir huyendo y correr. Así es como termina en Alaska, en un pequeño pueblo perdido, trabajando de camarera mientras intenta llevar una vida nueva y tranquila. Su único problema es que uno de los dueños del restaurante parece odiarla y que ella nunca antes ha conocido a nadie que despierte tanto su curiosidad. Nilak es reservado, frío y distante, pero Heather puede ver a través de todas las capas tras las que se esconde y sabe que en ocasiones hay recuerdos que pesan demasiado; como los de sus propios errores, esos que intenta dejar atrás.

Pero, a veces, la vida te da una segunda oportunidad.

La nieve empieza a derretirse.

Y todo encaja.

Me he aficionado un poco a esto de las lecturas conjuntas por Instagram, así que no dude mucho en apuntarme a la de este libro con las mismas personas que hice la lectura conjunta de Tan solo un segundo. La cuestión es que esta vez no he sabido llevar el mismo ritmo o no podía comentar, así que no ha sido mucho una lectura conjunta la verdad... Tenía bastantes ganas de leer este libro y probar un poco más a la autora, solo he leído uno de sus libros, y lo cierto es que no me ha gustado tanto como yo hubiera querido.

Heather llega a Alaska huyendo de sus problemas y de ella misma. Nada más llegar se topa con John uno de los vecinos del pueblo al que ha ido a parar y una persona muy importante que la ayudará durante su primer enfrentamiento al frío de allí. Al día siguiente de llegar y gracias a la recomendación de su vecino, consigue trabajo en el bar del pueblo y allí conocerá a Nilak y Seth. El primero es frío, reservado, distante, borde y le cae realmente mal; mientras que el segundo es un trocito de pan, siempre sonriente, directo y quien le cae genial. Surgirá una relación de amistad con Seth, mientras que con Nilak... con soportarse durante el trabajo tiene suficiente.

La narración está contada desde la perspectiva de Heather, aunque también hay algún capítulo en el que intervienen los pensamientos de Nilak, pero solamente hay un par. A esta narración del presente, se le une unas cartas escritas por otro personaje, Annie, al que solamente conocemos por lo que ha escrito en su diario. El misterio que se cierne en torno a Annie, saber quién es ese personaje o por qué su diario tiene tanta importancia en la narración, me ponía un poco nerviosa. Lo cierto es que, la mayor parte de la narración, se me hizo muy, muy predecible. De ahí que me resultase un libro algo decepcionante, como he mencionado anteriormente.

«Siempre quise creer que el amor era algo eterno y no dejo de preguntarme si el amor que dura menos—unos meses, unos años, un par de décadas—, es tan de verdad como el que se alarga toda una vida.» 

Aunque eso no quita que me haya enganchado porque sí, así ha sido. Es una lectura bastante ágil y ligera. De no ser porque pusieron de límite cinco capítulos al día, yo hubiera acabado el libro nada más empezarlo. Aunque también os tengo que admitir que empecé la lectura tres días después y me tocó leer un montón del tirón, tampoco me voy a quejar de ello. Además, la ambientación en torno a Alaska me parece muy bonita y os va a gustar independientemente si sois de frío o de calor.

En cuanto a los personajes, quitando un par, el resto me han caído muy bien. Sería bastante obvio deciros que mi personaje favorito es el protagonista masculino, en parte es así. Aunque si de verdad tengo que quedarme con alguno, seguramente sería Seth o Naaja, la abuela de Sailuk, la novia de Seth. Aunque esos tres son perfectos y, de verdad, sería muy feliz con un libro dedicado únicamente a la historia de amor de Seth y Sailuk porque me parece una pareja muy adorable y tierna con una relación muy sana.

Creo que probaré suerte con otro libro de la autora porque este ha resultado ser un poco meh y es algo en lo que hemos coincidido todas las personas de la lectura conjunta. Yo tengo claro que le daré otra oportunidad a la autora, aunque no es algo que me corra prisa ni que tenga muy meditado. Además, leí El chico que dibuja constelaciones, de esta misma autora, el verano pasado y me gustó un montón.

«Eso es lo bueno. Saber que el futuro está en blanco y que tenemos un montón de lápices para pintarlo como queramos, juntos.»