Entrevista a Belén Adsuara

Belén Adsuara Alonso imagina historias desde pequeña y empezó a escribirlas la primera vez que le pusieron una libreta delante; además, le encanta dibujar y jugar con los colores para dar vida a los personajes que crea. Actualmente estudia Psicología en la Universitat de València y lo compagina con sus dos pasiones lo mejor que puede.

Ha participado en la «Antología fieles» (2018) y autopublicado dos novelettes de romántica en Lektu, «Casa para dos» y «Mazapán para dos», ambas en 2020. «El reflejo de Arabelle» es su primera novela, que sale a la luz de la mano de Roomie Ediciones (2021).

Puedes encontrarla en: Twitter, Instagram, Lektu y Roomie Ediciones.

El reflejo de Arabelle es una historia de realismo mágico en la que dos hermanas intentan ponerse en contacto con su madre para poder hablar con ella. Cuéntanos un poquito en qué momento se te ocurrió la idea.

No sé si tengo claro cuál fue el momento en el que decidí que escribiría esta historia porque salió sola, pero supongo que siempre suelo escribir sobre la muerte de una manera u otra al ser algo que me inquieta desde muy pequeña, así que ¿por qué no empezar creando una realidad en la que se plantee la posibilidad de romper esa línea que separa la vida y la muerte? Fue un poco como una catarsis. A veces, cuando ves las cosas desde fuera, no dan tanto miedo.

Si pudieras definir la historia en un par de frases o palabras, ¿cuáles serían? ¿Y sus personajes? Cuéntanos un poquito sobre ellos. ¿Te inspiraste en alguien de tu entorno para perfilarlos?

El reflejo de Arabelle habla sobre la vida y la muerte, pero también de seguir adelante como buenamente puedas, y creo que los personajes lo reflejan bastante bien. Todos tienen sus guerras internas y se apoyan los unos en los otros para caminar, avanzar; la vida no se detiene por mucho que tú quieras sentarte un rato a descansar.

Creo que nunca me inspirado en nadie de mi entorno para construir un personaje, pero quizá Isabelle tenga más de mí de lo que me gustaría admitir.

Si pudieras tomarte un café con uno de ellos, ¿con cuál sería?

No soy muy de café, pero no le haría un feo a un té con Goethe para que me explique cómo hace para tener una actitud tan pura ante la vida y, quizá… para que suelte algún que otro secreto.

Recibir la noticia de que te van a publicar debe de ser de lo más emocionante. ¿Te acuerdas del día específico? ¿Cómo te sentiste y reaccionaste?

¡No se me va a olvidar en la vida! Abrí el correo sin querer y ahí estaba, no fui capaz de leer ni una sola línea sin respirar cinco veces antes y creo que me tocó releerlo ocho veces porque no me creía nada. Bajé las escaleras corriendo a buscar a mi padre y le pedí que subiese a mi habitación, leyese el correo y me dijese que era verdad. No sé si volveré a sentir tantas cosas a la vez como ese día, pero fue precioso y me costó un poquito bajarme de la nube, no pude parar de sonreír durante mínimo una semana.

Además de esta publicación con Roomie, has subido dos novelettes a Lektu, Casa para dos y Mazapán para dos. ¿Qué cosas buenas te llevas de un lado y de otro? Aunque sean totalmente diferentes.

Creo que lo más bonito de ambas partes es el apoyo que recibes, aunque también sea distinto. El proceso de las novelettes lo compartí con Ali y me ayudó un montón tener une amigue que validase cada cosa que hacía, porque sola me habría costado más. Roomie es más grande y me daba mucho respeto al principio, pero trabajar con Lourdes es una maravilla y lo he disfrutado un montón.

En mi opinión, una de las cosas que mejoran las historias es contar con betas que te vayan ayudando y leyendo poco a poco. ¿Contaste con ellos para El reflejo de Arabelle y las publicaciones en Lektu?

¡Sí! Los considero una parte muy importante del proceso, aunque suelo mandarles la historia una vez está acabada (y a veces los primeros capítulos antes de seguir, porque un poquito de validación externa nunca viene mal).

¿Tienes alguna anécdota o situación que te haya marcado de una forma especial, desde cualquier perspectiva, escribiendo esta historia?

Se me viene a la cabeza un capítulo llamado Sándwich de tomate. Soy muy brújula y no suelo tener nada o casi nada pensado antes de escribir, así que me toca enfrentarme a la página en blanco más veces de las que me gustaría. Sándwich de tomate es probablemente el capítulo más aleatorio y dispar de la historia porque surgió de un bloqueo, necesitaba escribir una escena comodín para pasar el rato y desatascar (además, me acuerdo perfectamente del día en el que lo escribí y me reía sola).

¿Algún consejo a las escritoras que están leyendo esta entrevista? Y, por último, muchas gracias por haberte ofrecido a ser entrevistada en este pequeño rincón.

Igual es un poco tópico, pero creo que el mejor consejo que se puede dar a alguien que escribe es que no deje de hacerlo y que lo haga sin miedo, que escriba para sí primero y para el resto después. Confía en ti, porque tu voz es importante y nadie va a escribir esa historia como lo harías tú.

¡Mil gracias a ti por la oportunidad! Lo he disfrutado muy mucho ♥